Tàrrega era una fiesta

«Luego todo se convirtió en una sucesión de hechos concretos o de nombres propios o de verbos, o de capítulos de un manual de anatomía deshojado como una flor, interrelacionados caóticamente entre sí».

Los detectives salvajes, Roberto Bolaño

Esta frase de mi amado Bolaño podría servir para describir los cuatro intensos días de la Fira Tàrrega, feria internacional de artes escénicas. Como Roy Batty, el replicante, he visto cosas que vosotros no creeríais (perdón, ya perdí la cuenta de cuántas veces vi esta frase citada en espectáculos), pero voy a intentar ordenar el caos y transmitiros aunque sea un poco de la vida en tiempos de Fira.

Hechos concretos

Los hechos alrededor de «Baños Roma«. Todos los que habían visto «Amarillo«, el anterior trabajo de esta compañía mexicana dirigida por Jorge Vargas y Alicia Laguna que lleva el precioso nombre de Teatro Línea de Sombra, apostaban a que me iba a gustar. Acertaron. Partiendo de la investigación realizada en Ciudad Juárez por el propio equipo artístico sobre el recorrido vital de un héroe del boxeo –porque sólo desde el presente es posible construir la historia-, y valiéndose de distintos registros actorales y una variedad de lenguajes escénicos y audiovisuales, los intérpretes construyen un espectáculo inteligente, potente, preciso – de precisión y de necesidad – y distinto. Usando los objetos (y las imágenes, y las palabras) como receptáculos de memoria, erigen un puzzle de intertextualidades infinitas, atravesado por la violencia sufrida sostenidamente en Juárez. Inevitablemente me hizo pensar en el poderoso «De Fuente Ovejuna a Ciudad Juárez« del Cross Border Project: las metáforas del horror permanecen, allí desde Lope de Vega, aquí desde Cortázar o Bolaño. Un espectáculo sólido y contundente, en el que destacan Alejandra Antígona, Jorge León y la música en vivo de Jesús Cuevas. Que pase por Madrid.

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La mecha que inició la revolución. Tarik Boauzizi es el joven cuya muerte provocó el estallido de la revolución tunecina, “el mártir que vino con la primavera”. Y «Boauzizi» es el nombre de esta interesante creación en residencia de Insectotropics, compañía de exploradores audiovisuales. Una impresionante catarata de imágenes, ideas, sonidos, mucho más intensa si se recorre alrededor de la instalación en la que todo -hasta el aroma a incienso-, acontece. Crudo y frenético, es un fantástico trabajo de amalgama de expresiones y lenguajes (en el que sobresale la labor de los VJ´s), y que aún puede crecer y transformarse. Como la realidad que refleja, en la que todos somos red y nadie parece reconocerse como araña.

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Nombres propios

Dos nombres: Marta Torrents y Pau Portabella. Ellos son Fet a mà, y a mano, y a cuerpo, todo han entregado «Cru«, mi espectáculo favorito de la Fira. Por lo movilizador, por lo inesperado, por su virtuosismo salvaje, por su exquisita exploración de los estados emocionales sin recurrir a la palabra. Ella arrastra una silla, vestida en desafiante amarillo (la tradición teatral marca que es de mala suerte vestir de ese color en el escenario); él, la mira ir y venir con una especie de inquietud. Entonces, estalla todo el dolor y la felicidad del movimiento imposible. Ella tiene un cuerpo perfecto y etéreo, que traspasa todos los límites físicos y expresivos. Él es aparentemente más rústico, y sin embargo alcanza unas niveles de delicadeza alucinantes. Juntos indagan en la fragilidad y la vulnerabilidad humanas a través de la fisicalidad, el humor, la acrobacia y la ternura, creando una poética propia de una originalidad sorprendente. A la hora de ver un espectáculo, uno carga con su propios referentes y a mí me aparecieron desde Carver hasta Bausch o Beckett, pero también vi desfilar toda mi educación sentimental. Llevo años viendo y programando danza. No recuerdo en mucho tiempo haber salido de una función tan absolutamente traspasada por la belleza de lo que había visto. Los que me cruzaron aquella última tarde targarina vieron que era inútil hablar, yo no podía dejar de llorar. Gracias, Fet a mà. Como diría Caetano Veloso, aquí una «apóstola».

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Otro nombre, este casi utópico: Ártica. A veces ocurre que te cruzas con artistas que crean mundo. Los de Ponten Pie inventan un rincón nostálgico, íntimo, mágico. Teatro de investigación sensorial del cual no quiero desvelar nada, para no quitar el deleite del asombro a los que alguna vez tengan la posibilidad de asomarse a esta propuesta exquisita, plena de lirismo y preciosismo visual, dirigida con maestría estética por Sergi Ots.

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Verbos

Vaca 35: sudar, gritar, fregar, cocinar, bañar, amar, bailar, dormir… Dos actrices habitando el mismo encierro, los mismos silencios y el mismo vacío que nosotros. A una respiración de distancia. Toda la fuerza poética de poner en abismo la intensidad de estas dos mujeres que sólo existen a través de los gritos de la otra, a través de la mirada de la otra, a través del delicado ritual del baño como expiación (o purificación, como en el poderoso final del unipersonal de Tomi Pozzi «Las flores para los muertos«). El director Damián Cervantes recurre a la dramaturgia-de-actriz para explorar el límite de las emociones en la (re)presentación. Un realismo esencial o primitivo, que diría Siqueiros, pleno de simbolismos y con un ritmo marcado por la violencia emocional que empapa literalmente cada escena, como si fueran largos planos secuencia de Arturo Ripstein. Criadas, actrices, buenas, las maravillosas Diana Magallón y Mari Carmen Ruiz ponen toda la brutalidad y la ternura para regalarnos estas sórdidas princesas ripstenianas encerradas en su castillo de la pureza del que no pueden salir. «Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar«: la más lúcida reflexión sobre el teatro y las relaciones humanas vista en mucho tiempo.

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Fracasar. Como Jorge Albuerne en su «Nomarramón«, bello ejercicio físico alrededor del esfuerzo y lo efímero bajo el sello Zirkus Frak. Aunque los primeros textos pueden resultar un poco redundantes (me interesa mucho más cómo funcionan las reflexiones metaescénicas de él), las imágenes son potentes, y todo va creciendo hasta llegar a ese elogio del intento, homenaje a Beckett y su “fracasa más, fracasa mejor” por parte de un artista que se entrega con brutal honestidad.

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Capítulos de un manual de anatomía

Cada una de las escenas de «Indomador« podrían ser capítulos de un surrealista manual de anatomía. O de un fabuloso Bestiario. No puedo imaginarme el proceso creativo de los espectáculos de Animal Religion, pero sé que Quim Girón me tuvo hipnotizada, aguantando bajo la lluvia casi una hora. Cada nueva aparición de este peculiar artista circense inquieta y sorprende más y más. Como espectadora, siempre agradezco especialmente la apuesta por el riesgo. «Indomador» tiene destreza, valentía, delirio, originalidad, erotismo, juego. La fascinación de nuestra propia animalidad latente.

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En más capítulos de mi Bestiario podrían estar también Jordi Galí y sus magnéticas ficciones arquitectónicas, o Collado y Van Hoestenberghe con su brillante optimismo crítico.

Organizando el caos

Más un juego de rol que una experiencia escénica, me divertí (pero sólo porque me tomo los juegos muy en serio y justo me topé con otro igual de obsesivo que yo como compañero) con «Whose are those eyes« de Macarena recuerda Shepherd. Disfruté en el ágora contemporánea con las tragedias clásicas pasadas por el divertidísimo tamiz de La máquina de Esquilo. Menos atractivas me resultaron: del Teatro Nacional de México -el país invitado a la Fira-, «Carnada« (aunque la dramaturgia es interesante); la mimética «El otro» (como experimentación en el mundo “de los locos” sólo se queda en buenos trabajos actorales); «Los satisfechos« (pero me encantaría ver a Nerea Vega, excelente actriz, en algún otro montaje) o «Todavía… siempre» (a pesar del reconocido encanto de su protagonista).

El trayecto entre uno y otro espacio escénico en Tàrrega estuvo empapado por lluvias aisladas y por la inteligente y provocadora instalación “Contra la ciutat”, del dramaturgo Esteve Soler y el artista plástico Jordi Queralt («¿recuerdan cuando eliminaron las escuelas para hacernos más libres?»).

Enfrentarte a una feria de artes escénicas de esta intensidad requiere: llevar calzado cómodo, hidratarte regularmente, comer bien, intentar dormir lo suficiente para no correr el riesgo de cabecear en el espectáculo que no te atrapa… Pero es inevitable llegar con la legaña pegada a la primera función de la mañana. Exprimí al máximo mis horas en Tàrrega. Aún así me quedé sin ver montajes que me interesaban («El lloc«, «Carvalho contra Vázquez Montalbán«, «Te odiero» o «Remor«, por nombrar algunos).

Lo más impresionante de Tàrrega es ver la participación de sus habitantes: hasta el vendedor de globos hojeaba el primer día el catálogo para elegir un espectáculo. Los niños se fascinaban volviendo a comunicaciones precarias en la instalación de Plaça del Carme. Más allá de ser uno de los más importantes mercados de artes escénicas (en el que se dan cita casi 800 profesionales, de los cuales el 25% son internacionales), el número que más impacta es el de los 140.000 asistentes. Las plazas llenas, las salas llenas. El teatro como lugar de encuentro.

Desde que tristemente nos dejó Rosa García Cano (la directora de la Feria de Ciudad Rodrigo), me sentía un poco huérfana en lo que a festivales de artes escénicas se refiere. Pero desde Fira Tàrrega me ofrecieron con Teatrorama -y junto con Butaques i somnis– ser la primera «convidat digital» para twittear lo que veía. Dejen entonces que vuelva a los nombres propios, para agradecer a mis anfitriones de Tàrrega, Jordi Duran y Oriol Martí – director artístico y gerente, respectivamente -, por hacer de ésta, mi primera Fira, una experiencia a la que se siempre desearé volver. Tàrrega, como el París de Hemingway, “es una fiesta que nos sigue”.

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About teatrorama

Verónica Doynel. Gestora cultural, programadora y productora de artes escénicas, cineseriéfila y lectora voraz. Puro teatro, vamos. En algún punto, tomando la acepción japonesa de "crisis" como peligro/oportunidad, asumí mi desorden de personalidad múltiple y me hice freelance. Ah, el discreto encanto de la autonomía. Como me falta tiempo, escribo. O lo intento. Soy porteña en Madrid. O lo intento. PD: Miembro fundadora del grupo #Tuiteatreros, integrado por espectadores entusiastas que comparten sus impresiones vía Twitter.

Caleidoscopio

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