Archive | octubre 2014

Los libros de la buena memoria: Elogio de Peter Brook

«El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.»
Los libros de la buena memoria
Luis Alberto Spinetta (Buenos Aires, 1950-2012)

Este post no es una crítica ni una crónica. Es una sucesión caótica de asociaciones libres a partir de la comunión ocurrida en la maravillosa ceremonia pagana que fue la función The valley of astonishment de Peter Brook en los madrileños Teatros del Canal.

Allá lejos y hace tiempo, en 1999, se estrenaba en Buenos Aires The man who, el primer espectáculo de Peter Brook que vimos por esas tierras, en el mítico Teatro San Martín. Yo trabajaba en mi primer festival internacional y recuerdo mi excitación al coincidir en un viaje en ascensor con uno de los actores de Brook, David Bennent, que tanto me había impresionado como el chico que no quería crecer en El tambor de hojalata de Schondlorff. The man who fue la primera de las obras en las que Brook abordó el tema de los desórdenes neurológicos. El cerebro se constituía en tema de reflexión, y su espectáculo (aunque encumbrado después, curiosamente recibido entonces con la misma tibieza que leo hoy en las críticas de The valley of astonishment) era el resultado de una investigación que demandó a Brook y su equipo años y años de trabajo. Entre las imágenes que me quedaron, recuerdo al actor japonés haciendo de un paciente que sólo podía percibir la realidad ubicada en su lado derecho, incluso en su propio cuerpo. El personaje no tenía percepción del lado izquierdo de su cuerpo, y se afeita la mitad de su cara, hasta que por fin entiende a través de verse en una pantalla, media cara todavía con crema, y suplica a los médicos que detengan las pruebas. Este y otros personajes desfilaban por el libro de Oliver Sacks con el bellísimo título de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, que sirvió de inspiración a Brook.

1 the man who

The Man Who

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