Hoy en «El empleado del mes»: Charo López
Susana Giménez, la diva argentina de los teléfonos, en su eterno programa Hola Susana (no es mera coincidencia: estaba hecho a imagen y semejanza del Pronto Rafaella), solía tener en su mesa un portarretratos en el que cada semana ponía la foto de una personalidad destacada. Yo espero nunca parecerme a Su -eso se lo dejo a nuestras madres-, pero lo de destacar una especial labor de alguien me parece una gran excusa para valorar un trabajo particular en casos en que quizás el espectáculo en sí no resulta necesariamente tan atractivo.
Es lo que me ocurre con otra diva, Charo López, quién, para mí, con su trabajo en Carcajada salvaje se ha ganado el título de Empleada del mes. Como me impone mucho respeto, no hablaré del tremendo historial que esta gran señora de la escena tiene. Los mayorcitos ya recordarán su espectacular rostro, su mirada profunda, su belleza casi maldita, casi perversa. Y los más jóvenes deberíamos ponernos a ver algunas de sus pelis de los 80´s, esas que la convirtieron en la actriz intelectual por excelencia del cine español, pero que al mismo tiempo le permitieron interpretar los personajes más rompedores.
«Pina»: Danzad, danzad o estaréis perdidos
Es posible también porque Pina Bausch, en su pensamiento escénico y en su trabajo con la compañía Tanztheater de Wuppertal, siempre ha excedido el universo de la danza para fundirlo con el del teatro, pero negándose a definir si lo que hacía era una u otra cosa:
“Es una cuestión que no me planteo jamás. Trato de hablar de la vida, de las personas, de nosotros; y hay cosas que no pueden decirse con una cierta tradición de danza; la realidad no puede siempre ser danzada: no sería eficaz ni creíble”.