¡Viva La Bagatela!: El olmo que da peras, o el placer del teatro despojado
Si me preguntas por qué está ciudad me sigue enamorando después de tantos años, te respondería con una cita en mi último rincón descubierto. Es verdad que a veces parece que Madrid no tiene la efervescencia de mi querida Buenos Aires, o que si pudiera tener mar como Barcelona, entonces ya sería perfecta. Sin embargo cada tanto te sorprendes seducida por un espacio nuevo, con el encanto y los olores y la magia de los rincones viejos pero con las posibilidades de inventar todo lo inédito.
El sábado estuve en La Bagatela de Lavapiés, una asociación cultural dedicada al teatro, la literatura, la fotografía, el cine y mucho más. Creo que me conquistaron ni bien traspasé la puerta: sonaba Babasónicos y un chico muy amable nos dio un naipe (me tocó de corazones) a modo de entrada. Entre flores y libros, puedes comerte una empanada exquisita (ahí es donde empiezas a comprobar tus sospechas de un elemento argentino entre los componentes de tan particular asociación). Después, los no más de veinticinco privilegiados que disfrutaríamos de esa joyita que es La pera del olmo, espectáculo creado, dirigido y actuado por Natalia López y Toni Ruiz, bajamos al subsuelo.
¨De ratones y hombres¨: Dos hombres solos
A veces, cuando se acerca un montaje que espero con especial ilusión, me preparo afanosamente para la ceremonia. Cuando me enteré de que Miguel del Arco haría una versión de De ratones y hombres me conseguí el libro de Steinbeck en inglés. Me costó un poco lo del acento de Carolina del Sur, pero estaba entrenada por el Sawyer de la serie Lost (cuyo libro de cabecera era precisamente este). Lo cuento porque quiero decir que, cuando me senté en el Teatro Español para disfrutarla, conocía la bellísima historia, los personajes, su destino. Y sin embargo, fue como si descubriera las palabras por primera vez, y me dejé llevar por el vértigo del montaje.
No ha pasado tanto tiempo desde que Miguel del Arco nos maravillara con su exquisita La función por hacer, su primer espectáculo con Kamikaze Producciones. Desde entonces, ha dado numerosas muestras de una inteligente mirada escénica y una creatividad inspirada, hasta llegar a este regalo que es su visión brutalmente oscura pero irremediablemente luminosa de De ratones y hombres.